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Para muchos de nosotros, nuestro estado emocional determina cuándo, qué y cuánto comemos y más de uno habrá comido para aliviar el dolor físico o ahogar sentimientos incómodos o dolorosos y así distraerse durante un tiempo. Y como la ingesta apenas resuelve el problema un rato, habrá quienes recaigan y tengan el hábito de apoyarse en la comida para afrontar las experiencias emocionales dolorosas.Otras personas utilizan la comida como recompensa. ¿Que usted ha tenido un mal día? Mímese con una comida especial, una reacción característica de las personas que sienten que siempre están dando a los demás, pero nunca reciben ni tienen tiempo para cuidar de sí mismas. La comida se convierte en una recompensa rápida y cómoda. Por otro lado, hay quienes cuentan con demasiado tiempo libre y se sirven de la comida para combatir el aburrimiento. Aunque no tengan hambre, muchos acostumbran a hacer pausas mientras estudian, hacen las tareas del hogar u otras actividades y utilizan la comida para llenar ese intermedio. Hay personas que cuando se enfadan, buscan comida crujiente, porque dicen que necesitan masticar, u otras cuando sienten ansiedad o están tristes, recurren a la comida para consolarse. Comer puede ayudarnos a anular emociones negativas, pero en lugar de suprimir las emociones con la comida hay que intentar procesarlas y afrontarlas. Para ello lleva a la práctica alguna de las siguientes sugerencias:
- Lleve un diario de sus emociones. Escríbalas en lugar de ahogarlas en comida.
- Comente sus emociones y cómo afectan a sus hábitos de alimentación con un familiar, amigo o psicoterapeuta.
- Haga una lista de las cosas que puede hacer en lugar de comer, cuando esté enfadado, aburrido o triste o se sienta solo.
- Haga una lista con distintas maneras en que pueda recompensarse cuando sienta que lo merezca y que no impliquen comida. Darse un baño de agua caliente, leer una revista, comprarse flores, comprarse un libro…
Pensamiento del todo o nada Muchos tendemos a pensar sobre nosotros mismos y sobre nuestras cualidades en términos absolutos. Somos buenos o malos, alcanzamos el éxito o el fracaso. Si razonamos de este modo, nos planteamos objetivos nada realistas, y dichos objetivos terminan hundiéndonos en imposibles. En verdad la verdadera modificación del estilo de vida es un proceso en el que normalmente se dan dos pasos adelante y uno hacia atrás. Y ésta sí es una expectativa realista. Tengo que… Muchas personas intentan motivarse diciéndose «Tengo que hacer esto» o «Debo hacer esto otro». Como esas afirmaciones suelen ser contraproducentes, pues suelen producir sentimientos de culpabilidad, vergüenza, resentimiento e ira, sustituya el «Tengo que» por «Quiero». Filtrar o infravalorar lo positivo Muchas personas solemos tender a magnificar los aspectos negativos de una situación y filtramos o infravaloramos cualquiera de sus partes positivas: vemos la botella medio vacía, en lugar de medio llena. Excusas En lugar de asumir la responsabilidad de nuestras decisiones, nos resulta mucho más fácil culpar a los demás o a la situación de nuestros problemas. Etiquetas negativas Hay personas que se ponen etiquetas negativas a sí mismas y a sus esfuerzos. Cualquier equivocación o desliz se convierte en motivo de autocrítica. Pesimismo, fatalismo y rendición Sin siquiera haberlo intentado, un pesimista llega anticipadamente a conclusiones nefastas. Anticipa el fracaso y mantiene diálogos interiores que le abocan a él. Estrategias para mejorar el diálogo interno Analice cuidadosamente su diálogo interno y sustituya las frases que sabotean sus esfuerzos por otras más positivas y útiles tan a menudo como sea capaz. Escriba las frases negativas que detecte y vea si realmente tienen sentido. ¿Son lógicas, razonables y le ayudan a conseguir su objetivo? Si no es así, reformúlelas para convertirlas en frases lógicas, razonables y que refuercen su empeño. Construya frases positivas y repítalas con frecuencia, para que, al final, puedan sustituir a las frases negativas anteriores. Haga que las nuevas afirmaciones positivas sean lo más visibles que le sea posible en su entorno.